Los procedimientos dentales para poder restaurar una pieza dental afectada por caries, fracturada o la mezcla de ambos son varios. La forma más tradicional es a través de una resina dental, pero cuando la amplitud de la caries o la fractura es mucha, es necesario confeccionar una incrustación.
Este nombre muchas veces genera algún tipo de temor en los pacientes, temor que es inmediatamente asociado con dolor. Este nombre, incrustación proviene de la traducción de la palabra en inglés inlay. Y se desprende una más que son las onlay.La diferencia entre una y otra es que una reconstruye cúspides (onlay) y la otra no (inlay).
Las incrustaciones dentales no representan ningún tipo de molestia ni dolor para el paciente, más aún porque en un gran porcentaje son usadas en piezas dentales posteriores endodonciadas, lo cual ni siquiera necesita de anestesia para la preparación dentaria.
Esta preparación dentaria es hacer una «caja» que es la que va a recibir la incrustación. Se toma una impresión y se manda al laboratorio para confeccionar lo que falta de estructura dentaria. Para la confección de estas se puede usar resina compuesta, cerómero, metal (noble o semi-noble) ó porcelana dental. Mientras tanto se coloca en la pieza dental un material provisional.
Luego de unos días se procede al cementado de la incrustación. Incrustación, pieza dental remanente (lo que queda de estructura dental) y el cemento formarán una estructura sólida y de gran resistencia.
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