El dolor de los dientes a los líquidos fríos es una sensación molesta que genera una incomodidad y que debe de tratarse. El nombre de este problema es hipersensibilidad dentinaria y conocida comúnmente como sensibilidad dental o dientes sensibles.
Las causas de esta molestia es principalmente porque por una razón mecánica (cepillado con excesiva fuerza, bruxismo, entre otras) las encías se suben o se bajan del límite en el que deben de estar y expone parte orgánica de las piezas dentales.
El esmalte dental es la primera capa de tejido dentario y es inorgánico (no tiene terminación nerviosa) y sirve como un protector o aislante de los cambios térmicos. Es normal que si tomamos algo demasiado frío o demasiado caliente sintamos alguna sensación pero no molesta ni constante.
La solución a este problema pasa por varias alternativas. La primera de ellas es la aplicación de un flúor desensibilizante que se aplica 4 veces en promedio con una ventana de tiempo entre aplicación y aplicación de 5 días. Como complemento se pueden usar pastas dentales y enjuagues bucales con propiedades desensibilizantes.
Una segunda alternativa si la sensibilidad es mucha, son recubrimientos cervicales (zona de la raíz expuesta) con resinas. Pero si se compromete la zona estética (dientes delanteros) y la sensibilidad es mayor un procedimiento quirúrgico soluciona de forma definitiva este problema. Tanto la sensibilidad como la estética.
La evaluación clínica determina cual es el mejor camino a seguir.