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Las prótesis dentales fijas o removibles son aditamentos que nos permiten recuperar la función y la estética alteradas por la pérdida de piezas dentales perdidas.
Sin duda que estética y función son un binomio inseparable cuando hablamos de prótesis dentales y de trabajos dentales en general.
Los trabajos protésicos pueden ser de una pieza dental (una corona), un puente de cuatro piezas, una prótesis removible unilateral (de un solo lado de alguno de los maxilares), bilateral, superior e y inferior, prótesis completa y varias combinaciones más.
No importa cuántas piezas dentales abarque una prótesis, ni si es fija o removible, lo que sí importa es que todas requieren de un periodo de adaptación y acostumbramiento por parte del paciente y pequeños retoques o ajustes una vez ya instalados por parte del odontólogo.
Las que más requieren este periodo mencionado líneas arriba son las prótesis removibles y las prótesis completas, ya que los tejidos blandos donde se apoyan pueden sufrir pequeñas irritaciones, inflamaciones e incluso “heriditas” como parte de la adaptación final.
No hay discusión en el sentido que las prótesis deben de cumplir todos los requisitos y principios biológicos, mecánicos y estéticos y que sean confeccionadas de una manera adecuada y eso harán que necesiten el menor tiempo de adaptación y mínimos retoques post instalación, en algunos casos estos periodos y retoques se reducen a nada.
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