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Es normal que como seres humanos que somos no nos guste sentir dolor bajo ninguna circunstancia. Es quizás una de las situaciones a las que más temor y rechazo le tengamos y por ende lo evitamos a toda costa.
Los odontólogos hasta hace muy poco éramos considerados los «doctores del dolor» y ese concepto ha cambiado radicalmente en los últimos años.
Es cierto que existen procedimientos que pueden ocasionar alguna molestia y dolor, pero que al ser manejados adecuadamente con anestesia en consultorio y medicamentos post tratamiento son totalmente manejados y pasajeros.
Peor es evitar ir al profesional odontólogo cuando uno siente una pequeña molestia y la deja pasar y pasar hasta que un día se agudiza y nos viene un dolor fortísimo que nos hace ir «corriendo» al dentista pero ya ante esta situación los procedimientos son más complejos y por consecuencia dolorosos.
Parte de este artículo es explicar los tipos de dolor más comunes en odontología, que como sabemos es parte de los mecanismos de defensa de nuestro cuerpo para alertarnos que algo pasa y para que sea cual fuese el que sienta, acuda al profesional odontólogo y se trate a tiempo:
– Dolor agudo, es aquel que se presenta de una manera súbita ante un estímulo, por ejemplo al tomar algo caliente una molar reacciona con un dolor muy fuerte pero que pasa al desaparecer el estímulo. Algunas características son aparición repentina, temporal, disminuye con el tiempo.
– Dolor crónico, es repentino o gradual, permanece un largo tiempo, puede ser constante ó aparecer y desaparecer. Empeora con el tiempo.
Sea cual fuese el tipo de dolor que sienta, lo importante es ir al dentista para evaluarlo clínicamente, complementarlo con exámenes auxiliares como radiografías y escuchar los síntomas que el paciente nos refiere.
En base a esta información podemos dar un diagnóstico y una medicación adecuada, de tal manera que el paciente sea aliviado que es la prioridad, ya sea este dolor por una enfermedad dental o post procedimiento.
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