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La prevención es vital en cualquier área de la salud. Y el cepillado dental viene a ser exactamente eso: parte de lo que debemos hacer para que junto al chequeo y control periódico prevengamos las enfermedades dentales.
Quizás, dentro de las preguntas más frecuentes que nuestros pacientes nos hacen, tenemos la de ¿cuántas veces al día debo de cepillar mis dientes?, y la respuesta que más se repite en todas partes es tres veces al día.
Es una respuesta adecuada, más no la correcta, pues es como aquella de «cepillate los dientes cada vez que comas algo», sería imposible cepillarnos 6 o más veces al día, con cada bocado o alimento que ingerimos.
Desde nuestro punto de vista y es lo que pregonamos en nuestra práctica, lo ideal sería cepillarse 4 veces al día:
– al levantarse
– después del desayuno
– después del almuerzo
– después de la cena
Esto sería lo correcto, pero muchas veces por diferentes factores como horas de trabajo, no contar con un sitio donde realizarlo, falta de tiempo y otros, no se hace, por lo que entra inmediatamente una segunda recomendación:
El cepillado más importante es el de después de la cena o antes de dormir, ya que por lo menos durante el día, la saliva, el hablar, los movimientos de la lengua y labios, hacen que hayan ciertos mecanismos de auto limpieza, pero en la noche, específicamente mientras que se duerme, todas las funciones del cuerpo en general decaen, incluído la producción de saliva, y es más perjudicial el no cepillarse los dientes.
Pero así como el número de veces que debemos de cepillarnos, es igual o más importante la técnica que usamos al hacerlo. Ya que uno puede cepillarse cuatro o más veces al día, pero si lo hace con una técnica equivocada, puede ser inclusive hasta más perjudicial que no hacerlo.
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